Y Qué Estrategias Usar En Su Lugar
No hay nada de divertido en una pelea dentro del entorno laboral. Estado de ánimo deslumbrante, lenguaje áspero: estos problemas se alargan mucho después del momento en que surgieron, lo que perjudica al ambiente de trabajo y rompe cualquier sentido de unidad de la empresa.
Y a pesar de lo malo que pueda ser ese choque, la gestión deficiente de los conflictos solo lo empeorará. Resolviendo los conflictos incorrectamente, los intentos de mediación pueden terminar avivando el argumento que trataste de sofocar. Una parte puede sentirse atacado injustamente. El otro lado puede no ver ninguna razón para mejorar su propio comportamiento.
Para evitar ese resultado y mantener un sentido de unidad de el entorno laboral, debes evitar estos errores de resolución de conflictos.
No tomes parte en el asunto
Al gestionar conflictos, debes actuar como árbitro, no como participante. Incluso si un lado del argumento parece claramente equivocado, entrar en la mediación mostrando apoyo a esa parte enturbiará el esfuerzo con una apariencia de parcialidad. Eso le da luz verde al lado favorecido para quejarse, y desalienta al empleado desfavoreciendo a participar en el proceso.
Para evitar esto, permite que ambos expliquen de manera clara, tranquila y concisa de dónde proviene el problema. Dale a cada participante tiempo para explicar su opinión sobre la situación incitante. Es especialmente útil alentarlos a usar declaraciones utilizando “Me” (por ejemplo “ Me resulta difícil hacer mi trabajo cuando…!”) en lugar de centrarse en la otra persona.
No tengas prisa a una resolución
No ayuda a nadie dejar partes de un problema sin abordar. Tan tentador como podría ser decirle a tus compañeros de trabajo que están discutiendo que abandonen la pelea y se disculpen, hacerlo los dejará sin una sensación de cierre. Y al no llegar al núcleo de una discusión, dejas espacio para que el conflicto comience nuevamente.
Para un resultado significativo, media de tal manera que ayude a los empleados a discutir la causa subyacente del conflicto. El problema puede ser tan simple como un incidente aislado. Por otra parte, podría provenir de un patrón de acciones y comportamiento. No importa qué, para asegurarte de que el conflicto finalice durante el proceso de resolución, debes identificar qué hay realmente detrás de la discusión en cuestión.
No tomes decisiones arbitrarias
En la mediación, frustrar a los compañeros de trabajo es como verter gasolina sobre una llama encendida; los participantes, ya irritados por la lucha en sí, sólo se volverán más exasperados si sienten que están siendo tratados injustamente.
Hablando en términos prácticos, esto significa que las decisiones tomadas dentro de la resolución de conflictos deben tener fundamento. Por ejemplo, si impides que un empleado hable antes de lo esperado, es probable que sienta que te estás poniendo en su contra. Del mismo modo, si desalientas a un participante de hacer acusaciones solo después de usar un lenguaje inflamatorio, podrías terminar por aumentar sus sentimientos de agresión.
Para crear un ambiente de justicia en la mediación, debes comenzar estableciendo reglas básicas. Antes de que cualquiera de las partes comience a hablar, ya deben tener una comprensión clara de qué comportamiento se espera de ellos y qué no es aceptable. Si bien incluso eso no puede garantizar el comportamiento cívico, establecer las condiciones del proceso de resolución de antemano ayudará a garantizar que los pasos que tomes como mediador se consideren coherentes.
Cuando combinas ese sentido de coherencia con justicia, minuciosidad y un ambiente de respeto mutuo, el resultado es avanzar en la gestión de conflictos, en vez de retroceder.
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